El humo del tabaco suele manchar de amarillo los dedos de los fumadores.
Un efectivo truco para hacer desaparecer estas manchas es frotarlas enérgicamente con un algodón untado en agua oxigenada.
Para evitar que se manchen los dedos, frotarse regularmente las manos con colonia. El alcohol impide la formación de los depósitos de nicotina que son los que causan estas desagradables manchas.